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Leonor

Leonor Rosa Cruz

d. November 7, 2018

The essence of a Virtuous Woman … A celebration of life

 Leonor Rosa Cruz

La esencia de una mujer virtuosa

Leonor Rosa Cruz

El 11 de abril de 1926, un día primaveral, en medio del paraíso tropical de Vieques, Puerto Rico, germinó la flor más fragante, hermosa y duradera de nuestro jardín familiar.  Fruto del amor entre Julia Cruz Figueroa y José Rosa Félix nació Leonor Rosa Cruz, siendo ella su primera hija mujer.  Leonor, “Nonón” como muchos la conocen, era aún muy pequeña cuando sus padres se separaron.  Su padre abandonó el hogar y su madre se vio en la necesidad de trabajar arduamente y dividir la familia para poder salir adelante sola con sus hijos; Leonor, Diego, María Dolores y Genoveva   Leonor y su hermano mayor Diego fueron a vivir con sus abuelos maternos, Doña Eunofra Figueroa y Teodoro Lugo, aunque se madre siempre estuvo muy cerca de ellos. 

Leonor siempre fue una niña muy sabia, cautelosa, responsable, trabajadora, talentosa y muy brillante.  En sus estudios escolares siempre fue sobresaliente.  Leonor comenzó a cultivar el amor por la costura haciéndole ropita a una muñeca.  Ayudaba a su abuela en los quehaceres del hogar y también a su madre en todo lo que hiciera falta.  Con su abuela aprendió la compasiva y humanitaria tarea de visitar al desvalido.  Desde muy joven Leonor entregó su vida a Cristo, haciendo profesión de fe a los 15 años.  Leonor perteneció a la sociedad de jóvenes de la Iglesia Metodista Unida Isabel II y fue miembro del coro de la iglesia, cantando primera voz. 

A los 17 años, la hermosa joven de cabellos dorados tuvo su primer y único novio, el galante y apuesto Luís Gilberto Colón Santana (“Gilbert”).  Poco después, debido a la Segunda Guerra Mundial, Gilberto ingresó al ejército.  Este hecho le hizo interrumpir sus estudios secundarios.  Cuando se licenció del ejército, Gilberto regresó a Vieques.  Finalmente, después de cuatro años de noviazgo, y Gilberto convertirse en padre de un hijo concebido en una fugaz relación se fijó la fecha de la boda.  Leonor demostró su entereza y amor al coser con sus propias manos la canastilla para Carlos Felipe quien más tarde se convertiría en su hijo.  La pareja contrajo nupcias el 18 de Julio de 1947 en la Iglesia Metodista Unida Isabel II, Vieques, Puerto Rico.  Además de tener a Carlos Felipe Dios bendijo a Gilberto y Leonor con dos hijos más, Jorge y Priscilla.

Diego, hermano mayor de Leonor, le regaló su primera máquina de coser; sin imaginarse que Leonor con el tiempo llegaría a desplegar un gran talento convirtiéndose en costurera de alta costura y diseño.  Sus benditas manos tuvieron la magia de transformar un simple pedazo de tela en una pieza de diseñador. El buen gusto por el vestir siempre caracterizó a nuestra matriarca.       

Gilberto terminó sus estudios de escuela Superior graduándose con altos honores.  Dichos honores engalanaron los sacrificios de Leonor, ya que siempre apoyó a su marido para que pudiese trabajar y estudiar.  Gilberto trabajaba en los cañaverales y Leonor se levantaba en las primeras horas de la madrugada a asar arepas, colar café, y freír pescado para que Gilberto pudiera almorzar y así tener energías para aguantar el arduo día de trabajo.  Gilberto buscaba la superación personal y el bienestar de su familia.  Con diploma en mano ingresó al cuerpo de la Policía de Puerto Rico.  Cuando los niños estaban en edad preescolar, la familia Colón Rosa se mudó a la Isla Grande, en el pueblo de Fajardo donde Gilberto trabajó como policía.  Algunos años más tarde la familia regresó a Vieques por motivos de traslado laboral.  Gilberto empezó su larga y ardua lucha por sobresalir en el Cuerpo de la Policía de Puerto Rico.  Fue escalando peldaños que lo alejaban más y más de seno del hogar así es que Leonor fungía como jefa del hogar en sus continuas ausencias.  Su primer peldaño fue ser nombrado detective.  Leonor pasaba largas horas preparando la ropa de su amado, pues en esos tiempos el detective siempre tenía que vestir con gabán y corbata.  Luego ascendió a Sargento de la Policia y esto trajo consigo el traslado al pueblo de Luquillo en donde la familia vivió en una casa rentada por pocos meses, hasta que Gilberto, con mucho sacrificio, pudo comprar una humilde vivienda en el pueblo de Fajardo.  La casita tenía solamente dos habitaciones, sin embargo, Leonor, dotada de sabiduría, desplegó su don de hospitalidad, y con mucho amor abrió las puertas de su muy humilde hogar para recibir a su mamá con Brunilda, su hermana menor. Siete personas vivieron en esta muy pequeña casita!  Fueron tiempos muy sacrificados, pero la familia Colón Rosa se vistió de un espíritu de lucha y con tesón Gilberto remodeló la casa, añadiendo una amplia cocina, cuarto de baño, dos habitaciones, balcón y marquesina.  Gilberto siempre fue un excelente proveedor, buen mayordomo de sus bienes, e hizo maravillas con el poco sueldo que recibía. 

Cuando Jorge y Priscilla cursaban estudios universitarios, Gilberto fue ascendido a Teniente y con el ascenso vino el traslado a Vieques.  Sin embargo, Leonor sacrificadamente permaneció viviendo en Fajardo para así trabajar como inspectora en una fábrica de ropa interior femenina.  Con el poco dinero que cobraba, ayudaba a Jorge con sus gastos académicos y a Priscilla le cosía vestidos y demás atuendos que necesitaba para sus prácticas de magisterio.  Leonor como madre abnegada, sacrificó su vida matrimonial para poder sacar a sus hijos adelante y ayudarles con sus carreras universitarias.  Gilberto era el teniente fuera del hogar, pero Leonor era la Capitana del Barco.  Una capitana que no permitía un solo desliz y a la que se tenía que obedecer sin preguntas, quejas, ni objeciones.

Jorge y Priscilla decidieron ingresar en la universidad pero Felipe optó por ingresar al ejército y pronto después se fue a combatir en la Guerra de Vietnam.  Fue herido en combate y así también fue herido el corazón de Leonor al tener un hijo en otro hemisferio sufriendo las secuelas de una vil guerra.

En el año 1970, Gilberto y Leonor recibieron un regalo inesperado.  Un maestro les regaló terreno al lado de su casa para que la pareja lo honrara al convertirse en sus vecinos. Allí construyeron la casa de Monte Santo, en la cual residieron por muchos años.

Esta residencia se convierte en refugio de paz para Priscilla luego de ser abandonada por su esposo, llevando en su vientre a su bebé.  Leyla Amarilis González Colón nació el 14 de julio de 1972 y su nacimiento marcó la vida de Leonor y Gilberto.  Se convirtieron en padres, no en abuelos, por cuarta vez.  Junto a Priscilla criaron a Leyla y le enseñaron el camino hacia Jesús.

Leonor tuvo un avivamiento espiritual poderoso y floreció como líder en la Iglesia Metodista Unida, Isabel II.  Por alrededor de una década, Leonor fue Presidenta de Pastor y Parroquia y por muchos años sirvió como líder de las Damas Metodistas.  Gilberto re-dedicó su vida a Cristo y sirvió como Líder Laico por muchos años, predicó el evangelio a tiempo y fuera de tiempo, utilizó sus talentos para Dios, fue guerrero de oración, visitó enfermos, ayudó al desvalido, diezmó fielmente, fue maestro de escuela dominical, construyó viviendas para los damnificados de huracanes, manejó la ‘guagua’ de la iglesia, cantaba como solista, tocaba las maracas, ofrendaba generosamente y siempre dijo presente cada vez que hubo necesidad en la comunidad.  Leonor fue el complemento ejemplar para Gilberto en su ministerio.  Las puertas del hogar se abrieron en infinidad de ocasiones para hospedar misioneros, reverendos, evangelistas, y todo aquel que promulgara el evangelio de Cristo; un hogar donde ocurrieron milagros en finanzas y sanidad divina.  Muchos suculentos manjares confeccionados por las benditas manos de Leonor con mucho amor fueron enviados a personas padeciendo enfermedad, ya que, semanalmente, la pareja gustaba de visitar y orar por los enfermos.  En fin, todos los ministerios de la iglesia fueron tocados de una u otra manera por la pareja Colón Rosa.  Juntos constituyeron un pilar fuerte en el ministerio y rindieron Gloria y Honor a nuestro Creador. 

En el año 1982 Gilberto construyó una preciosa residencia en el barrio Esperanza, a pasos de la hermosa costa y el famoso Malecón de Vieques.  Aunque la residencia era hermosa, a Leonor nunca le gustó la idea de abandonar su casa en Monte Santo para mudarse a vivir al Barrio Esperanza, pero una vez más demostró ser una mujer sensata y siguió a su esposo. 

En el año 1985, Leonor y Gilberto renovaron sus votos matrimoniales en una emotiva ceremonia religiosa celebrada en su amada iglesia, seguida de una extraordinaria recepción en la residencia pastoral.

En 1987 la sombra de la muerte sorpresivamente visita el hogar de Leonor y le lleva a su madre.  Julia se fue a su morada celestial en un abrir y cerrar de ojos.  Leonor no tuvo tiempo para preparar su corazón y su mente para este doloroso momento pero Dios la fortaleció grandemente y afrontó su pena llena de la paz y el gozo que solamente nuestro Señor Jesucristo ofrece.

En junio de 1990 sus dos hijas abandonan la isla para que Leyla estudiara en Ohio State University.  Fue una etapa dura y dolorosa para Leonor, pero la afrontó con mucho tesón y oración.

Otro duro golpe tocó las vidas de Leonor y Gilberto en 1991.  El matrimonio de Jorge se rompe.  Nuevamente abren las puertas de su hogar para recibir al hijo amado y Dios los usó para darle apoyo y ser su guía espiritual durante el largo y tedioso proceso del divorcio.   

El 16 de marzo de 1994, el Capitán retirado de la Policía de Puerto Rico, Luis Gilberto Colón Santana se fue a morar con nuestro Dios dejando atrás a su compañera de 46 años.  Expiró dejando un legado de amor, devoción, y un vivo ejemplo de servicio a la comunidad y a Jesucristo.  Su viuda, Leonor, hizo continuidad a tan hermoso legado hasta sus últimos dias. 

El 4 de junio de 1995, a los 70 años, la Conferencia de la Iglesia Metodista certifica a Leonor como Predicador Laico  ¡Qué ejemplo para todos, ni los años ni el ser mujer fueron obstáculos para alcanzar la meta!

En 2002, una vez más Leonor se llenó de valentía y dejó todo atrás, su amada iglesia, hermosa residencia, calor familiar y su independencia para mudarse a vivir con Priscilla en Ohio y estar cerca de su hija-nieta Leyla y su esposo Gregory Thomas Finzer.  Muy pronto la pareja le regaló dos biznietas; Crystal Amaryllis Finzer y Jasmine Desirée Finzer  y un biznieto milagroso Samuel Kenneth Finzer. 

La limitación de vivir en un país donde se habla un idioma diferente a la lengua de Cervantes nunca fué un obstáculo para que Leonor continuara sirviendo a la comunidad cristiana. Esta fiel guerrera perseveró y nunca dejó de congregarse.

Se congregó en la Iglesia Bautista de Dublin y participó en proyectos misioneros en los cuales utilizó sus talentos como costurera.  Leonor cosió cientos de baberos para bebés que año tras año fueron donados a Pregnancy Decision Health Center.  Un centro pro-vida donde mujeres en crisis podían acudir en busca de ayuda profesional para enfrentar embarazos no deseados y decidir no darle punto final a sus embarazos y regalar vida a sus retoños.  Leonor formó parte importante en los inicios de la Iglesia Cristo Rey.  Ella oró, y ayudó a levantar esta congregación Hispana.   Sus sabios consejos fueron escuchados por los Pastores Robert Castillo, su esposa Maria de Lourdes, Pastor de Jóvenes Arquímides Segarra y su esposa Carmen.

En Abril del 2016 Leonor tuvo una gran celebración en la que fue honrada por motivo de sus 90 años.  Familiares, amigos, y hermanos en la fe se desbordaron en amor para con su amada Abuela.

Leonor disfrutó del amor de su esposo Luis Gilberto, su hija Priscilla, su hijo Jorge, su nuera Luz Selenia  y su hijo adoptivo Carlos Felipe junto a su esposa Maria Isabel.  Tuvo siete nietos: Leyla Finzer (Gregory), Jorge Luis Colón Nieves (Layla), Pablo Juan Colón Nieves, Marinés Colón Nieves de Morales (Vedric), Carlos Luis Colón Romero (Nitania), Jorge Luis Colón Romero (Wanda) y Luis Felipe Colón Romero (Neydi).  El jardín familiar continúa creciendo y ya han florecido 15 biznietos en total.  Residiendo en Puerto Rico se encuentran: Naysha Marie Colón Medina, Joyce Alanis Colón Díaz, Carla Marie Colón Díaz, Jullice Valeria Colón Piñero, Javier Alexander Colón de Jesús, Yaricnilda Colón de Jesús, Carlos Jonel Colón, Alejandro Isac Colón, Vedric Jesús Morales Colón, y Krystal Morales Colón.  En Carolina del Norte están dos biznietos, Talyn Ariah Colón, y Griffin Colón.  En Columbus, Ohio se encuentran Crystal Amaryllis Finzer, Jasmine Desiree Finzer, y Samuel Kenneth Finzer.

Su devoción por el estudio de la Palabra la llenó de sabiduría y sus experiencias ministeriales fueron un tesoro para las nuevas generaciones. 

Leonor siempre brilló en cualquier sitio donde se encontrara ganándose el amor, el respeto, y la admiración de todos los que la conocieron.  Se fué con el Señor sabiendo que fué muy querida por muchos que la consideraban su Abuela y la amaron como tal.

No es fácil resumir las vivencias que por noventa y dos años tuvo Leonor, pero sí es muy fácil describir a esta inigualable mujer…Virtuosa

 

On April 11, 1926, a spring day in the midst of the tropical paradise of Vieques, Puerto Rico, bloomed the most fragrant, and lasting flower of our family garden.  From the love between Julia Cruz Figueroa and José Rosa Felix, Leonor Rosa Cruz was born.  Leonor, a.k.a. “Nonón” was still a little girl when her parents separated.  José abandoned the home and Julia had to work earnestly to support herself and her children:  Diego, Leonor, María Dolores “Lola”, and Genoveva “Bedín”.  Unable to support all her children by herself, Julia sent Diego and Leonor to live with her parents Eunofra Figueroa and Teodoro Lugo.  Julia was always close-by and helped take care of Diego and Leonor.

Leonor had always been wise beyond her years.  She was responsible, hard-working, brilliant, and very talented.  She excelled in her school work and enjoyed reading and studying.  Leonor started to cultivate her love for sewing by making tiny clothes for her doll.  She helped her grandmother Eunofra in everything that was needed. It was Eunofra who taught her to be compassionate and to always be available to visit the sick and needy.

Leonor accepted Christ at age 15 and was a member of the United Methodist Church Isabel II, Vieques, Puerto Rico.  She was active in the youth group and sang soprano in choir.

At age 17, the beautiful young lady had her first and only boyfriend, the very handsome Luis Gilberto Colón Santana a.k.a. (Gilbert).  Soon after, due to WWII, Gilberto enlisted in the armed forces and his high school studies were interrupted.  Gilberto returned to Vieques as soon as his military duty was over.  Finally, after four years of courtship, and after Gilberto found out about a son born from a short affair, Gilberto and Leonor set their wedding date.  Leonor demonstrated her commitment and love for Gilberto by forgiving his trespass, and she hand-sewed baby clothing and blankets for Carlos Felipe, whom later would become her oldest son.  The couple got married on July 18, 1947 at the United Methodist Church Isabel II, Vieques, Puerto Rico.  God blessed the couple with two more children, Jorge and Priscilla.

Diego, Leonor’s older brother, gave her a wonderful gift … her first sewing machine.  Little that he would imagine that Leonor would become a high-fashion designer and seamstress.  Her blessed hands had the special gift of transforming a piece of fabric into a designer’s garment.  An impeccable taste for fashion had always characterized our matriarch.

Gilberto finished his High School courses graduating with High Honors.  Such honors were shared with Leonor since she always supported her husband so that he could work and study.  Gilberto worked at a sugarcane plantation and Leonor would fix him lunch everyday about 3:00 AM so that Gilberto could have something to eat and enough energy to finish a hard-working day.  Gilberto wanted to better himself and support his family.  With a High School Diploma on hand, Gilberto enlisted in the Police Academy.  When the children were still in their preschool years, the Colon Rosa family moved to Fajardo, P.R. so that Gilberto could work as a Policeman.  A few years later, the family moved back to Vieques due to a job transfer.   Gilberto started his long and difficult efforts to climb up the work ladder.  Every step he took towards work advancement took him further away from home and his long working hours and many responsibilities were hard on Leonor.  She had to take care of the children and be the leader of the household in his absence.  Gilberto’s first promotion was to become a Detective.  Leonor spent many long hours getting Gilberto’s uniforms and detective wardrobe ready.  It was expected that Detectives dress impeccably, and Leonor made sure that Gilberto looked his very best.  Gilberto got promoted to Sergeant and that meant yet another transfer and family relocation.  The family moved to Luquillo, P.R. for a few months until Gilberto was able to purchase a very small house in Fajardo.  This house had only two bedrooms, yet it housed seven people!  Leonor and Gilberto opened the doors of their humble house to Leonor’s mother, Julia, and Brunilda, Leonor’s youngest sister.  These were very difficult times for the Colón Rosa family.  However, the family triumphed over the financial struggles and Gilberto remodeled the house, adding a big kitchen, full bathroom, two bedrooms, porch, and garage.  Gilberto was always a good steward and was able to be an excellent provider for his family in spite of his modest income. 

When Priscilla and Jorge were in college, Gilberto was promoted to Lieutenant and was transferred to Vieques.  Leonor stayed in Fajardo working as a Quality Control Inspector in a Ladies Undergarment Factory so that she could help Jorge and Priscilla with the little money that she earned.  She would sew Priscilla’s teacher’s practicum attire, and help Jorge with his academic expenses and traveling.  Leonor sacrificed being close to her beloved husband in order to help her children finish their coursework and graduate from the University of Puerto Rico.  Gilberto was the Lieutenant at work, but Leonor became the Captain of the household, and she ruled with a strict, firm hand.

Jorge and Priscilla graduated from the University of P.R., but, Felipe preferred to enlist in the Army.  He was deployed to fight in the Vietnam War where he was wounded.  Likewise, Leonor’s heart was wounded and felt the pain of her beloved son.  She prayed earnestly asking our Lord to bring him back home safely.

In 1970, Gilberto and Leonor received an unexpected gift.  A teacher from Vieques wanted very much to have Gilberto as his neighbor, and he gave Gilberto and Leonor the land adjacent to his house.  In this location, Gilberto built the house of Monte Santo, in which they resided for many years. 

This residence became a healing balm for Priscilla after she was abandoned by her husband.  Priscilla was expecting at this time.  Leyla Amarilis González Colón was born on July 14, 1972 and her birth marked the lives of Leonor and Gilberto as they became parents, not just grandparents.  They helped Priscilla raise Leyla and together taught her the way to Jesus.

Leonor had a powerful spiritual revival and blossomed into a strong leader in her church.  For about a decade, Leonor served as President of “Pastor y Parroquia” and President of the United Methodist Women in Vieques.  Gilberto also rededicated his life to Christ and served as a Lay Leader for many years, he preached the gospel (in time and out of time), utilized his gifts and talents for God, was a prayer warrior, visited the lame, and sick, helped the needy, was a Sunday School teacher, re-built houses for hurricane victims, drove the Church van, sang as a soloist, played the maracas, tithed faithfully, gave generously of his money and his time and was always ready to help the community.  Leonor was Gilberto’s helpmate in his many ministries.  The doors of the home were always open to lodge missionaries, Evangelists, Pastors, Reverends, Bishops, Preachers, and any one who preached the gospel of Christ.  This was a home where miracles happened and lives were changed.  Many delicious meals prepared by Leonor’s blessed hands were sent to feed the needy, the sick, and the lame.  Leonor and Gilberto would visit and pray for the needs of the sick, and the shut-ins, on a weekly basis.  All the ministries in the church were touched one way or another by the Colón-Rosa couple.  Together they constituted a strong pillar in ministry and glorified the name of Christ.

In 1982, Gilberto built a beautiful residence in Barrio Esperanza, Vieques … just a short walk away from the beautiful shore and the famous Malecón.  Leonor was not pleased to leave her home in Monte Santo, but, she demonstrated her submissive spirit and followed her husband.

In 1985, Leonor and Gilberto renewed their wedding vows in a glorious ceremony celebrated in their beloved church, followed by a wonderful reception at the Pastoral residence.

In 1987, Leonor’s mother, Julia, perished unexpectedly in her sleep.  Julia lived her last years with Leonor and Gilberto, and her passing was very painful for Leonor.  God gave her enough strength and solace to get through this difficult time.

In June 1990, Priscilla and Leyla moved to Columbus, OH so that Leyla could study at The Ohio State University.  This was a hard time for Leonor since her two daughters were moving so far away. 

Another hardship came along in 1991.  Jorge’s marriage came to an end.  Once again the doors of the home opened up to welcome their beloved son.  God used them to give Jorge support and spiritual counseling during the very long and painful divorce process.

On March 14, 1994, the retired Captain of the Police of P.R., Luis Gilberto Colón Santana went to be with the Lord leaving behind his beloved wife of 46 years.  He left a legacy of love, devotion, and a true example of service to the community and Jesus Christ.  His widow, Leonor, continued this beautiful legacy in her golden years.

On June 4, 1995, at seventy years of age, the United Methodist Conference certified Leonor as a Lay Preacher, and gave her a Preaching Certificate.  What a great example for all, neither old age, nor being a woman were obstacles to reach the goal of becoming a certified preacher of the gospel of Christ!

In 2002, Leonor left everything behind, her beautiful home, her beloved church, family members, and even her own independence in order to go live with Priscilla in Ohio and be close to granddaughter Leyla and her husband Gregory Thomas Finzer.  The couple blessed Leonor with two beautiful great granddaughters; Crystal Amaryllis Finzer, and Jasmine Desiree Finzer, and a miracle great grandson Samuel Kenneth Finzer.  She enjoyed them dearly and spoiled them rotten!

The language barrier was never an obstacle for Leonor in her service to the Christian community.  Leonor was the creative mind behind Dublin Baptist Church (DBC) Women’s Ministries ‘Bibs for Babies’ mission project night, and blessed the Women’s Ministries with her wisdom and love.  In addition, she sewed hundreds of bibs to be donated to the Pregnancy Decision Health Center, a pro-life organization which helps women in distress.  She became a member of Cristo Rey Church to support and work in this new church plant.  She encouraged and counseled Pastor Robert Castillo, his wife Maria de Lourdes, Youth Pastor Arquimides Segarra, and his wife Carmen Segarra.  Her wisdom and command of the Word of God was truly admirable and she was never shy to speak what the Lord would place in her heart to share with anyone who visited her.

Leonor was dearly loved and preceded in death by her husband Luis Gilberto Colón, and is survived by her daughter Priscilla Colón, her son Jorge Colón, her daughter in law Luz Selenia; her adoptive son Carlos Felipe Colón and his wife Maria Isabel.  She is also survived by seven grandchildren: Leyla Finzer (Gregory), Jorge Luis Colón Nieves (Layla), Pablo Juan Colón Nieves, Marinés Colón de Morales (Vedric), Carlos Luis Colón Romero (Nitania), Jorge Luis Colón Romero (Wanda), and Luis Felipe Colón Romero (Neydi).  The Colón family tree has expanded with new branches with the arrival of fifteen great-grandchildren:  Talyn Ariah Colón, Griffen Colón, Crystal Amaryllis Finzer, Jasmine Desiree Finzer, Samuel Kenneth Finzer, Naysha Marie Colón Medina, Joyce Alanis Colón Díaz, Carla Marie Colón Díaz, Jullice Valeria Colón Piñero, Javier Alexander Colón de Jesús, Yaricnilda Colón de Jesús, Carlos Jonel Colón, Alejandro Isac Colón, Vedric Jesús Morales Colón, and Krystal Morales Colón. 

The devotion for Bible Study enriched Leonor with great wisdom and her ministry experiences were a treasure for new generations.  Leonor’s light always shined wherever she was, and she was loved, admired, and respected by all who knew her.  She went to be with the Lord knowing that she was dearly loved by many who called her “Abuela” and adopted her as such. 

It is not easy to summarize the experiences that Leonor lived for ninety-two years of life; however, it is very easy to describe this extraordinary woman … Virtuous.

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